a decir verdad, incluso es un poco desagradable. pero me salió de ese modo y no quise cambiar nada.
porque a pesar de ser feo, tiene alguna fuerza expresiva que me seduce.
no tengo claro si existe la antipoesía. en caso afirmativo, seguramente correspondería ubicar este poema en esa categoría.
EXPLICACIÓN (UN ANTIPOEMA)
Para terminar en una situación tan patética
no fue poco lo que debí soportar
no pocos tampoco, los argumentos del perdón
retumbando metálicamente, machacando
Hasta tornarse insoportable, que era yo
El único, si, el único culpable ¡culpable!
Pero me niego a la resignación
frente a tan injusto dictamen. Si entendieran
que yo tengo razón, me darían la razón.
¿Qué tipo de pericias podrían resultar
de valor probatorio para mi dolor?
No existe evidencia para respaldar la certeza
que tienen mis afirmaciones. Oh, pero vaya
que son ciertas. ¿Quién puede mirarme a los ojos rojos
y declarar en mi contra?
Nadie sabe qué es lo que siento.
Todos saben que no miento.
¿Se atreverán a reconocerlo abiertamente?
Aquí están, estas son mis cicatrices.
Acuso a una persona
que no quiero ni puedo nombrar,
de propiciar la fatalidad
Esa persona hizo mierda mi alma
pegó patadas en el culo a la inocencia
que previo a su llegada yo guardaba
me convirtió en un monstruo
prendió fuego de modo salvaje mi paciencia
me bañó en petróleo (el petróleo era su desprecio)
y me tiró mil fósforos prendidos
(los fósforos eran sus traiciones)
¿Quiere usted que prosiga señor juez?
(la lista es muy larga)
pulverizó mi confianza con un rallador
empujó a mi cordura desde un noveno piso
y ametralló su cadáver en el corazón
(para no desperdiciar municiones)
rebalsó de veneno mi sangre
decapitó mi memoria
electrocutó mi escasa inteligencia
vació mis bolsillos
atropelló mi futuro
y a mi dignidad la remató
de un tiro en la nuca, sin avisar.
Puedo seguir, pero aquí me detengo.
No lo olviden nunca, yo soy la víctima
La verdadera víctima.
Crean en mi palabra, el mundo
Ha recibido un gran favor de mi parte.
Ahora yo puedo viajar en paz
A ese lugar que ya imaginan.
Los voy a estar esperando, a todos.
no hago este blog PARA que sea del agrado de los lectores. Esto significa, la INTENCIÓN no es que les agrade. Pero obviamente me ENCANTARÍA que les agrade. Estaré muy contento si les agrada ¿se entiende la diferencia?
lunes, 11 de mayo de 2009
lunes, 27 de abril de 2009
una historia pequeñita
a principio de año yamila martorelli me mando un mail que decía lo siguiente (gracias yam):
En una gran ciudad, había un ciego sentado a la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera escrito con tiza blannca, que decia: " por favor ayudeme soy ciego".
Un creativo de publicidad que pasaba frente a el, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra. Sin pedir permiso tomó el cartel, lo dio vuelta y con una tiza escribio otro anuncio, volvio a poner el pedazo de madera sobre el pie del ciego y se fue.
Por la tarde el creativo volvio a apasar frente al ciego que pedia limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas. El ciego reconocio sus pasos y pregunto si habia sido el que escribio su cartel y sobre todo...¿qué habia puesto?.
El publicista le contesto "nada que no sea tancierto como tu anuncio pero con otras palabras ", sonrio y siguio su camino.
El ciego nunca lo supo pero su nuevo cartel decia: "hoy es primavera y no puedo verla"
Cambien el cartel y buen año para todos.
En una gran ciudad, había un ciego sentado a la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera escrito con tiza blannca, que decia: " por favor ayudeme soy ciego".
Un creativo de publicidad que pasaba frente a el, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra. Sin pedir permiso tomó el cartel, lo dio vuelta y con una tiza escribio otro anuncio, volvio a poner el pedazo de madera sobre el pie del ciego y se fue.
Por la tarde el creativo volvio a apasar frente al ciego que pedia limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas. El ciego reconocio sus pasos y pregunto si habia sido el que escribio su cartel y sobre todo...¿qué habia puesto?.
El publicista le contesto "nada que no sea tancierto como tu anuncio pero con otras palabras ", sonrio y siguio su camino.
El ciego nunca lo supo pero su nuevo cartel decia: "hoy es primavera y no puedo verla"
Cambien el cartel y buen año para todos.
lunes, 13 de abril de 2009
la terrible sinceridad (un texto de Roberto Arlt)
escritores consagrados
capítulo de hoy: Roberto Arlt (1900 - 1942)
LA TERRIBLE SINCERIDAD
de Aguafuertes porteñas.
Me escribe un lector: "Le ruego me conteste, muy seriamente, de qué forma debe uno vivir para ser feliz".
Estimado señor: Si yo pudiera contestarle, seria o humorísticamente, de qué modo debe vivirse para ser feliz, en vez de estar pergueñando notas, sería, quizá, el hombre más rico de la tierra, vendiendo, únicamente a diez centavos, la fórmula para vivir dichoso. Ya ve qué disparate me pregunta.
Creo que hay una forma de vivir en relación con los semejantes y consigo mismo, que si no concede la felicidad, le proporciona al individuo que la practica una especie de poder mágico de dominio sobre sus semejantes: es la sinceridad.
Ser sincero con todos , y más todavía consigo mismo, aunque se perjudique. Aunque se rompa el alma contra el obstáculo. Aunque se quede sólo, aislado y sangrando. Esta no es una fórmula para vivir feliz; creo que no pero sí lo es para tener fuerzas y examinar el contenido de la vida, cuyas apariencias nos marean y engañan de continuo.
No mire lo que hacen los demás. No se le importe un pepino de lo que opine el prójimo. Sea usted, usted mismo sobre todas las cosas, sobre el bien y el mal, sobre el placer y sobre el dolor, sobre la vida y la muerte. Usted y usted. Nada más. Y será fuerte como un demonio entonces. Fuerte a pesar de todos y contra todos. No importe que la pena lo haga dar de cabeza contra la pared. Interróguese siempre, en el peor minuto de su vida, lo siguiente:
-¿Soy sincero conmigo mismo?
Y si el corazón le dice que sí, y tiene que tirarse a un pozo, tírese con confianza. Siendo sincero no se va a matar. Esté segurísimo de eso. No se va a matar, porque no se puede matar. La vida, la misteriosa vida que rige nuestra existencia, impedirá que usted se mate tirándose al pozo. La vida, providencialmente, colocará, un metro antes de que usted llegue al fondo, un clavo donde se engancharán sus ropas, y ... usted se salvará.
Me dirá usted: "¿Y si los otros no comprenden que soy sincero?" ¡Qué se le importa a usted de los otros! La tierra y la vida tienen tantos caminos con alturas distintas, que nadie puede ver a más distancia de la que dan sus ojos. Aunque se suba a una montaña, no verá un centímetro más lejos de lo que le permita su vista. Pero, escúcheme bien: el día que los que lo rodean se den cuenta de que usted va por un camino no trillado, pero que marcha guiado por la sinceridad, ese día lo mirarán con asombro, luego con curiosidad. Y ese día en que usted, con la fuerza de su sinceridad, les demuestre cuántos poderes tiene entre sus manos, ese día serán sus esclavos espiritualmente, créalo.
Me dirá usted: "¿Y si me equivoco?". No tiene importancia. Uno se equivoca cuando tiene que equivocarse. Ni un minuto antes ni un minuto después. ¿Por qué? Porque así lo ha dispuesta la vida, que es esa fuerza misteriosa. Si usted se ha equivocado sinceramente, lo perdonarán. O no lo perdonarán. Interesa poco. Usted sigue su camino. Contra viento y marea. Contra todos, si es necesario ir contra todos. Y créame llegará un momento en que usted se sentirá más fuerte, que la vida y la muerte se convertirán en dos juguetes entre sus manos. Así, como suena. Vida. Muerte. Usted va a mirar esa taba que tiene tal reverso, y de una patada la va a tirar lejos de usted. ¿Qué se le importan los nombres, si usted, con su fuerza, está más allá de los nombres?
La sinceridad tiene un doble fondo curioso. No modifica la naturaleza intrínseca del que la practica, y sí le concede una especie de doble vista, sensibilidad curiosa, y que le permite percibir la mentira, y no sólo la mentira, sino los sentimientos del que está a su lado.
Hay una frase de Goethe, respecto de este estado, que vale un Perú. Dice:
"Tú que me has metido en este dédalo, tú me sacarás de él"
Es lo que anteriormente le decía.
La sinceridad provoca en el que la practica lealmente, una serie de fuerzas violentas. estas fuerzas sólo se muestran cuando tiene que producirse eso de: "Tú que me has metido en este dédalo, tú me sacarás". Y si usted es sincero, va a percibir la voz de estas fuerzas. Ellas lo arrastrarán, quizá, a ejecutar actos absurdos. No importa. Usted los realiza. ¿Que se quedará sangrando? ¡Y es claro! Todo cuesta en esta tierra. La vida no regala nada, absolutamente. Todo hay que comprarlo con libras de carne y sangre.
Y de pronto, descubrirá algo que no es la felicidad, sino un equivalente a ella. La emoción. La terrible emoción de jugarse la piel y la felicidad. No en el naipe, sino convirtiéndose usted en una especie de emocionado naipe humano que busca la felicidad, desesperadamente, mediante las combinaciones más extraordinarias, más inesperadas. ¿O qué se cree usted? ¿Que es uno de esos multimillonarios norteamericanos, ayer vendedores de diarios, más tarde carboneros, luego dueños de circo, y sucesivamente periodistas, vendedores de automóviles, hasta que un golpe de fortuna los sitúa en el lugar en que inevitablemente debía estar?
Esos hombres se convirtieron en multimillonarios porque querían ser eso. Con eso sabían que realizaban la felicidad de su vida. Pero piense usted en todo lo que se jugaron para ser felices. Y mientras no se producía lo efectivo, la emoción, que derivaba de cada jugada, los hacía más fuertes. ¿Se da cuenta?
Vea amigo: hágase una base de sinceridad, y sobre esa cuerda floja o tensa, cruce el abismo de la vida, con su verdad en la mano, y va a triunfar. No hay nadie, absolutamente nadie, que pueda hacerlo caer. Y hasta los que hoy le tiran piedras, se acercarán mañana a usted para sonreírle tímidamente. Créalo, amigo: un hombre sincero es tan fuerte que sólo él puede reírse y apiadarse de todo.
capítulo de hoy: Roberto Arlt (1900 - 1942)
LA TERRIBLE SINCERIDAD
de Aguafuertes porteñas.
Me escribe un lector: "Le ruego me conteste, muy seriamente, de qué forma debe uno vivir para ser feliz".
Estimado señor: Si yo pudiera contestarle, seria o humorísticamente, de qué modo debe vivirse para ser feliz, en vez de estar pergueñando notas, sería, quizá, el hombre más rico de la tierra, vendiendo, únicamente a diez centavos, la fórmula para vivir dichoso. Ya ve qué disparate me pregunta.
Creo que hay una forma de vivir en relación con los semejantes y consigo mismo, que si no concede la felicidad, le proporciona al individuo que la practica una especie de poder mágico de dominio sobre sus semejantes: es la sinceridad.
Ser sincero con todos , y más todavía consigo mismo, aunque se perjudique. Aunque se rompa el alma contra el obstáculo. Aunque se quede sólo, aislado y sangrando. Esta no es una fórmula para vivir feliz; creo que no pero sí lo es para tener fuerzas y examinar el contenido de la vida, cuyas apariencias nos marean y engañan de continuo.
No mire lo que hacen los demás. No se le importe un pepino de lo que opine el prójimo. Sea usted, usted mismo sobre todas las cosas, sobre el bien y el mal, sobre el placer y sobre el dolor, sobre la vida y la muerte. Usted y usted. Nada más. Y será fuerte como un demonio entonces. Fuerte a pesar de todos y contra todos. No importe que la pena lo haga dar de cabeza contra la pared. Interróguese siempre, en el peor minuto de su vida, lo siguiente:
-¿Soy sincero conmigo mismo?
Y si el corazón le dice que sí, y tiene que tirarse a un pozo, tírese con confianza. Siendo sincero no se va a matar. Esté segurísimo de eso. No se va a matar, porque no se puede matar. La vida, la misteriosa vida que rige nuestra existencia, impedirá que usted se mate tirándose al pozo. La vida, providencialmente, colocará, un metro antes de que usted llegue al fondo, un clavo donde se engancharán sus ropas, y ... usted se salvará.
Me dirá usted: "¿Y si los otros no comprenden que soy sincero?" ¡Qué se le importa a usted de los otros! La tierra y la vida tienen tantos caminos con alturas distintas, que nadie puede ver a más distancia de la que dan sus ojos. Aunque se suba a una montaña, no verá un centímetro más lejos de lo que le permita su vista. Pero, escúcheme bien: el día que los que lo rodean se den cuenta de que usted va por un camino no trillado, pero que marcha guiado por la sinceridad, ese día lo mirarán con asombro, luego con curiosidad. Y ese día en que usted, con la fuerza de su sinceridad, les demuestre cuántos poderes tiene entre sus manos, ese día serán sus esclavos espiritualmente, créalo.
Me dirá usted: "¿Y si me equivoco?". No tiene importancia. Uno se equivoca cuando tiene que equivocarse. Ni un minuto antes ni un minuto después. ¿Por qué? Porque así lo ha dispuesta la vida, que es esa fuerza misteriosa. Si usted se ha equivocado sinceramente, lo perdonarán. O no lo perdonarán. Interesa poco. Usted sigue su camino. Contra viento y marea. Contra todos, si es necesario ir contra todos. Y créame llegará un momento en que usted se sentirá más fuerte, que la vida y la muerte se convertirán en dos juguetes entre sus manos. Así, como suena. Vida. Muerte. Usted va a mirar esa taba que tiene tal reverso, y de una patada la va a tirar lejos de usted. ¿Qué se le importan los nombres, si usted, con su fuerza, está más allá de los nombres?
La sinceridad tiene un doble fondo curioso. No modifica la naturaleza intrínseca del que la practica, y sí le concede una especie de doble vista, sensibilidad curiosa, y que le permite percibir la mentira, y no sólo la mentira, sino los sentimientos del que está a su lado.
Hay una frase de Goethe, respecto de este estado, que vale un Perú. Dice:
"Tú que me has metido en este dédalo, tú me sacarás de él"
Es lo que anteriormente le decía.
La sinceridad provoca en el que la practica lealmente, una serie de fuerzas violentas. estas fuerzas sólo se muestran cuando tiene que producirse eso de: "Tú que me has metido en este dédalo, tú me sacarás". Y si usted es sincero, va a percibir la voz de estas fuerzas. Ellas lo arrastrarán, quizá, a ejecutar actos absurdos. No importa. Usted los realiza. ¿Que se quedará sangrando? ¡Y es claro! Todo cuesta en esta tierra. La vida no regala nada, absolutamente. Todo hay que comprarlo con libras de carne y sangre.
Y de pronto, descubrirá algo que no es la felicidad, sino un equivalente a ella. La emoción. La terrible emoción de jugarse la piel y la felicidad. No en el naipe, sino convirtiéndose usted en una especie de emocionado naipe humano que busca la felicidad, desesperadamente, mediante las combinaciones más extraordinarias, más inesperadas. ¿O qué se cree usted? ¿Que es uno de esos multimillonarios norteamericanos, ayer vendedores de diarios, más tarde carboneros, luego dueños de circo, y sucesivamente periodistas, vendedores de automóviles, hasta que un golpe de fortuna los sitúa en el lugar en que inevitablemente debía estar?
Esos hombres se convirtieron en multimillonarios porque querían ser eso. Con eso sabían que realizaban la felicidad de su vida. Pero piense usted en todo lo que se jugaron para ser felices. Y mientras no se producía lo efectivo, la emoción, que derivaba de cada jugada, los hacía más fuertes. ¿Se da cuenta?
Vea amigo: hágase una base de sinceridad, y sobre esa cuerda floja o tensa, cruce el abismo de la vida, con su verdad en la mano, y va a triunfar. No hay nadie, absolutamente nadie, que pueda hacerlo caer. Y hasta los que hoy le tiran piedras, se acercarán mañana a usted para sonreírle tímidamente. Créalo, amigo: un hombre sincero es tan fuerte que sólo él puede reírse y apiadarse de todo.
jueves, 19 de marzo de 2009
un artículo que no llegó a destino
hace varios años escribí este articulito para un fanzine que mi primo pablo intentaba promocionar en los circuitos alternativos. el fanzine no tuvo mas que unos pocos numeros y mi artículo nunca fue publicado.
SEIS CASOS PARA DON ISIDRO PARODI
hola estimado lector, hoy me dirijo a vos para inaugurar mi espacio en el numero 1 de esta aventura pseudoperiodistica. (¿Vendrán muchos más? Uno nunca sabe).
En esta ocasión mi comentario crítico se refiere a una broma literaria que nadie debería dejar de leer. Estoy hablando de un pequeño librito que escribieron en 1942 Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges, bajo el seudónimo Honorio Bustos Domecq. La obra se titula “seis problemas para don Isidro Parodi”. Justamente, se trata de un personaje caído en desgracia por culpa de un policía resentido, quien lo hizo meter en prisión por un delito no cometido. De todos modos eso es lo que menos importa a efectos del argumento de la obra. Lo interesante es que Parodi resuelve casos policiales desde la cárcel, solo escuchando los testimonios de aquellos involucrados que llegan hasta su celda con intenciones diversas, algunos preocupados por no resultar inculpados, otros por chismosos, etc. A lo largo de los seis problemas (casos) asistimos a un curioso desfile de los mas extravagantes prototipos de la fauna porteña de antaño. Encontramos al periodista sensacionalista, al artista vanidoso que hace alarde de su fama y galantería, encontramos al vago ratonazo de conventillo y a varios especímenes que te dejo el placer de descubrir por cuenta propia. Ninguno de los seis episodios pretende ser enteramente verosímil o realista, característica esperable y casi fundamental para todo cuento policial que pretenda ser reconocido como tal. Mas bien la mordacidad ilimitada de nuestros dos autores confieren al texto un aire burlón e irreverente hacia toda la tradición del genero. De paso, en los años que fue concebida, la obra sirvió para que refutaran magistralmente la acusación de sus detractores respecto a la supuesta poca argentinidad de sus estilos, tal vez de sus sentimientos (recordar que Borges paso su adolescencia en Europa, etc). El lenguaje de Parodi es tan coloquial como irresistible a los ojos del lector que sabe apreciar la conjunción de sencillez y elegancia, porque ¿quién dijo que la elegancia proviene de lo inaccesible, de lo lejano y dificultoso? Parodi es un campechano, un hombre de pocas palabras (comparado con sus interlocutores) un presidiario expiando culpas ajenas, que lejos de relamerse en la autocompasión, hace de sus brillantes dotes detectivescas una herramienta para ayudar a los desgraciados y deleitar a los lectores que siempre se quedan con ganas de mas casos. Parodi es una versión graciosa de Sherlock Holmes y una muestra de la genialidad de la dupla autoral que le infundió vida.
SEIS CASOS PARA DON ISIDRO PARODI
hola estimado lector, hoy me dirijo a vos para inaugurar mi espacio en el numero 1 de esta aventura pseudoperiodistica. (¿Vendrán muchos más? Uno nunca sabe).
En esta ocasión mi comentario crítico se refiere a una broma literaria que nadie debería dejar de leer. Estoy hablando de un pequeño librito que escribieron en 1942 Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges, bajo el seudónimo Honorio Bustos Domecq. La obra se titula “seis problemas para don Isidro Parodi”. Justamente, se trata de un personaje caído en desgracia por culpa de un policía resentido, quien lo hizo meter en prisión por un delito no cometido. De todos modos eso es lo que menos importa a efectos del argumento de la obra. Lo interesante es que Parodi resuelve casos policiales desde la cárcel, solo escuchando los testimonios de aquellos involucrados que llegan hasta su celda con intenciones diversas, algunos preocupados por no resultar inculpados, otros por chismosos, etc. A lo largo de los seis problemas (casos) asistimos a un curioso desfile de los mas extravagantes prototipos de la fauna porteña de antaño. Encontramos al periodista sensacionalista, al artista vanidoso que hace alarde de su fama y galantería, encontramos al vago ratonazo de conventillo y a varios especímenes que te dejo el placer de descubrir por cuenta propia. Ninguno de los seis episodios pretende ser enteramente verosímil o realista, característica esperable y casi fundamental para todo cuento policial que pretenda ser reconocido como tal. Mas bien la mordacidad ilimitada de nuestros dos autores confieren al texto un aire burlón e irreverente hacia toda la tradición del genero. De paso, en los años que fue concebida, la obra sirvió para que refutaran magistralmente la acusación de sus detractores respecto a la supuesta poca argentinidad de sus estilos, tal vez de sus sentimientos (recordar que Borges paso su adolescencia en Europa, etc). El lenguaje de Parodi es tan coloquial como irresistible a los ojos del lector que sabe apreciar la conjunción de sencillez y elegancia, porque ¿quién dijo que la elegancia proviene de lo inaccesible, de lo lejano y dificultoso? Parodi es un campechano, un hombre de pocas palabras (comparado con sus interlocutores) un presidiario expiando culpas ajenas, que lejos de relamerse en la autocompasión, hace de sus brillantes dotes detectivescas una herramienta para ayudar a los desgraciados y deleitar a los lectores que siempre se quedan con ganas de mas casos. Parodi es una versión graciosa de Sherlock Holmes y una muestra de la genialidad de la dupla autoral que le infundió vida.
miércoles, 18 de febrero de 2009
otro poema de christian
LAMENTO DEL POETA DERROTADO
Si la inspiración me traicionara menos seguido, no sería
tan poco prolífico en mis obras, despojado de vergüenza
Silencios prolongados que atacan la percepción y su expresividad
arterias obturadas con depósitos de grasa autoprovocada
circulación sanguínea que no resulta nada fluída
(Pero con literatura en lugar de sangre, ¿literatura hecha con sangre?
un planteo audaz, seguramente un romanticismo en estado puro)
removamos la grasa, si es que de eso esperamos algo
un poco más llamativo que una serie incongruente de quejas
harto repetidas en mis discusiones con el espejo, de mayor o menor
incompatibilidad con la eficacia discursiva (¿perdón?)
pensemos por ejemplo en todo lo que podría eliminar
si me pongo quisquilloso
¿Cuánto podría quedar en pie?
¿una línea, dos líneas, diez líneas?
Todo mi castillo barroco está edificado con pilares de barro
como los falsos ídolos, aunque a diferencia de estos,
el más ingenuo de sus visitantes no perdería un minuto
de su valioso tiempo en adorarlo
En otras palabras, no puedo fabricar ni siquiera un falso ídolo
como Dios manda (Paradójico, ¿verdad?), un verdadero falso ídolo
Reconozcamos pues, que mi castillito es de arena, y no incita
a la más natural de las reacciones, no dan ganas de hacerlo volar
por el aire con una patada distraída.
Inspiración, quédate cerquita al alcance de la vista
Por lo menos de la vista, ya que no al alcance de la mano
Mi musa es demasiado poderosa, tú lo sabes, es tan poderosa
que me aplasta con el peso de su verdad: mi musa me queda grande.
Si la inspiración me traicionara menos seguido, no sería
tan poco prolífico en mis obras, despojado de vergüenza
Silencios prolongados que atacan la percepción y su expresividad
arterias obturadas con depósitos de grasa autoprovocada
circulación sanguínea que no resulta nada fluída
(Pero con literatura en lugar de sangre, ¿literatura hecha con sangre?
un planteo audaz, seguramente un romanticismo en estado puro)
removamos la grasa, si es que de eso esperamos algo
un poco más llamativo que una serie incongruente de quejas
harto repetidas en mis discusiones con el espejo, de mayor o menor
incompatibilidad con la eficacia discursiva (¿perdón?)
pensemos por ejemplo en todo lo que podría eliminar
si me pongo quisquilloso
¿Cuánto podría quedar en pie?
¿una línea, dos líneas, diez líneas?
Todo mi castillo barroco está edificado con pilares de barro
como los falsos ídolos, aunque a diferencia de estos,
el más ingenuo de sus visitantes no perdería un minuto
de su valioso tiempo en adorarlo
En otras palabras, no puedo fabricar ni siquiera un falso ídolo
como Dios manda (Paradójico, ¿verdad?), un verdadero falso ídolo
Reconozcamos pues, que mi castillito es de arena, y no incita
a la más natural de las reacciones, no dan ganas de hacerlo volar
por el aire con una patada distraída.
Inspiración, quédate cerquita al alcance de la vista
Por lo menos de la vista, ya que no al alcance de la mano
Mi musa es demasiado poderosa, tú lo sabes, es tan poderosa
que me aplasta con el peso de su verdad: mi musa me queda grande.
jueves, 22 de enero de 2009
los elegidos de christian (capítulo 6)
10 COSAS QUE AMO (O AL MENOS ME RESULTAN AGRADABLES)
• tomar un café irlandés en un barcito bien pituco, a las seis de la tarde. Del lado de la ventana, ni dudarlo.
• Los gatos que me hipnotizan con sus ojos de pupila en forma de rayita. La situación más poderosa es ver a un gatito tomando agua. Lo considero un momento sagrado.
• Un día de pleno sol en invierno, con cielo completamente despejado.
• La belleza de las mujeres, y la complejidad de sus conductas, motivaciones y emociones que siempre me dejan sorprendido.
• No escuchar absolutamente ningún sonido. Acercarme lo más posible al silencio perfecto.
• La curva hacia adentro que tiene la cintura femenina. Es incomparable.
• Recibir un abrazo que no esperaba.
• Tomar un trago bien hecho, con ingredientes de buena calidad y preparado por profesionales.
• Tener un cuerpo atlético que permite hacer un montón de deportes y actividades que de otro modo serían imposibles. (cosas cotidianas, trepar un techo, correr un colectivo,etc)
• Experimentar esa rarísima sensación de que, en un determinado instante, se puede prescindir de las palabras. Para mí, que siempre necesito ordenar y explicar todo, un instante de esos es un descanso, un alivio, un regalo.
10 COSAS QUE ODIO (O AL MENOS TRATO DE EVITAR TODO LO POSIBLE)
• Picaduras de mosquitos, tábanos y cualquier insecto asqueroso.
• Colectivos que pasan delante de mi cara dejándome todo el humo en la nariz
• Las ocasiones en que sufro erupciones alérgicas en la piel (ahhhhhhh)
• Escuchar el sonido de las tizas cuando crujen (para colmo tengo dientes sensibles)
• Tener dientes sensibles
• La comida chatarra (no estoy diciendo que NUNCA comí nada de eso)
• La sensación de inseguridad que tenemos permanentemente los habitantes del conurbano bonaerense (y esto, creanlo, definitivamente no es un argumento de burguesito careta)
• No me gusta para nada la gente que hace chistes verdes en la mesa.
• Odio los chantas que lejos de ocultarse, hacen alarde de lo chanta que son y de la supuesta impunidad que tienen frente a la ley y a las personas.
• Odio profundamente las manifestaciones de xenofobia, homofobia, y que todavía existan muchas actitudes machistas en los hombres Y MUJERES de nuestro país.
• tomar un café irlandés en un barcito bien pituco, a las seis de la tarde. Del lado de la ventana, ni dudarlo.
• Los gatos que me hipnotizan con sus ojos de pupila en forma de rayita. La situación más poderosa es ver a un gatito tomando agua. Lo considero un momento sagrado.
• Un día de pleno sol en invierno, con cielo completamente despejado.
• La belleza de las mujeres, y la complejidad de sus conductas, motivaciones y emociones que siempre me dejan sorprendido.
• No escuchar absolutamente ningún sonido. Acercarme lo más posible al silencio perfecto.
• La curva hacia adentro que tiene la cintura femenina. Es incomparable.
• Recibir un abrazo que no esperaba.
• Tomar un trago bien hecho, con ingredientes de buena calidad y preparado por profesionales.
• Tener un cuerpo atlético que permite hacer un montón de deportes y actividades que de otro modo serían imposibles. (cosas cotidianas, trepar un techo, correr un colectivo,etc)
• Experimentar esa rarísima sensación de que, en un determinado instante, se puede prescindir de las palabras. Para mí, que siempre necesito ordenar y explicar todo, un instante de esos es un descanso, un alivio, un regalo.
10 COSAS QUE ODIO (O AL MENOS TRATO DE EVITAR TODO LO POSIBLE)
• Picaduras de mosquitos, tábanos y cualquier insecto asqueroso.
• Colectivos que pasan delante de mi cara dejándome todo el humo en la nariz
• Las ocasiones en que sufro erupciones alérgicas en la piel (ahhhhhhh)
• Escuchar el sonido de las tizas cuando crujen (para colmo tengo dientes sensibles)
• Tener dientes sensibles
• La comida chatarra (no estoy diciendo que NUNCA comí nada de eso)
• La sensación de inseguridad que tenemos permanentemente los habitantes del conurbano bonaerense (y esto, creanlo, definitivamente no es un argumento de burguesito careta)
• No me gusta para nada la gente que hace chistes verdes en la mesa.
• Odio los chantas que lejos de ocultarse, hacen alarde de lo chanta que son y de la supuesta impunidad que tienen frente a la ley y a las personas.
• Odio profundamente las manifestaciones de xenofobia, homofobia, y que todavía existan muchas actitudes machistas en los hombres Y MUJERES de nuestro país.
jueves, 15 de enero de 2009
puedo escribir los versos mas cursis esta noche
de hecho, creo que lo hice mas de una vez, y no me parece que sea malo, aunque tampoco hay que abusar (principalmente no hay que abusar de la paciencia del lector).
tengan en cuenta que este poema lo escribí cuando tenía 15 años. Igual, si ha sobrevivido a la destrucción a que someto a mis escritos, es porque algo tiene para ser digno de misericordia.
Entre líneas
Otra vez estoy desorientado
No encuentro mi brújula por ningún lado
Ya sé que se avecinan tiempos decisivos
Y no podré distinguir lo bueno y lo nocivo
Cuando los ataques se sucedan desde todos los costados
Revelando la existencia de un suplicio sin sentido
Contéstame:
¿Cuál será el precio a pagar?
Me conoces incompleto
Puedo no ser claro si quiero
Tu versión de mi es errónea
No escuchaste el cuento entero
absurdas palabras, incoherentes, locas
parecen las que de mi boca brotan
Cortando el aire con el filo de un sable
Pero piensa que encierran más de lo imaginable
Un vistazo rápido es demasiado rústico
Si consigues exprimirlas, le hallarás el gusto
quizás conozcas ese día, querida
El secreto de una estrella escondida
tengan en cuenta que este poema lo escribí cuando tenía 15 años. Igual, si ha sobrevivido a la destrucción a que someto a mis escritos, es porque algo tiene para ser digno de misericordia.
Entre líneas
Otra vez estoy desorientado
No encuentro mi brújula por ningún lado
Ya sé que se avecinan tiempos decisivos
Y no podré distinguir lo bueno y lo nocivo
Cuando los ataques se sucedan desde todos los costados
Revelando la existencia de un suplicio sin sentido
Contéstame:
¿Cuál será el precio a pagar?
Me conoces incompleto
Puedo no ser claro si quiero
Tu versión de mi es errónea
No escuchaste el cuento entero
absurdas palabras, incoherentes, locas
parecen las que de mi boca brotan
Cortando el aire con el filo de un sable
Pero piensa que encierran más de lo imaginable
Un vistazo rápido es demasiado rústico
Si consigues exprimirlas, le hallarás el gusto
quizás conozcas ese día, querida
El secreto de una estrella escondida
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