martes, 22 de diciembre de 2009

la ciudad de la furia

En primer lugar me refiero a las estaciones de subte: sin embargo, hay que tener en cuenta que la primera linea (linea A) fue inaugurada en 1912, en epocas en las que no existía la conciencia sobre estas problematicas.
Desde el comienzo, una persona en silla de ruedas no puede bajar. Una vez bajo tierra ¿puede una persona obesa pasar por los molinos? Pero el discriminado es inteligente, pasa por encima con un poco de ayuda. Luego tiene que entrar al vagon. Una basica regla de sentido comun indica "primero bajan los que bajan, luego suben los que suben" pero algunos quieren subir antes de que hayan bajado todos ¡boludos! Un viejito se puede quedar abajo si no lucha con toda su fuerza.
Por suerte a nivel del mar las cosas son diferentes ¿lo son? si alguien descubre por donde puede subir una persona en silla de ruedas o con muletas a la estación de tren de Avellaneda, o a la de Sarandí que me avise por favor. Pero aquí tenemos otra salvedad: las estaciones de tren de la linea Roca son aun mas antiguas que las del subte, la de Quilmes es de 1872 por ejemplo. ¿y cuantas veces los conductores de autos estacionan delante de una rampa? eso ya es ser HDP directamente.
En la Universidad de Quilmes se avivaron hace poco. Desde que fue inaugurada en 1991 hasta que instalaron un sistema para acceder desde el segundo piso a la biblioteca (una enorme diferencia de altura para quien tiene que acceder en silla de ruedas, aproximadamente 1 metro) pasaron 15 años.
estoy medio cansado pero podría multiplicar ejemplos si tuviera un poco de ganas, despues continuo mi academica disertacion.
ya que estamos con este tema dejo un link interesante
¿VIAJASTE PARA EL CULO? NO LO DUDES,COMUNICATE CON LA COMISIÓN NACIONAL DE REGULACIÓN DEL TRANSPORTE Y DENUNCIÁ A LOS RESPONSABLES

WWW.CNRT.GOV.AR

viernes, 4 de diciembre de 2009

escritores consagrados


Capítulo de hoy: Ernesto Sabato (n. 1911)


Discurso pronunciado por el autor durante la presentación del Plan Nacional de Lectura (Buenos Aires, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, 18 de mayor de 2004). Texto difundido por Prensa y Comunicación del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología.

Queridos chicos:

He venido hasta acá porque quiero hablarles de la educación, de los libros, de la importancia decisiva que tienen en la vida de los pueblos y de las personas, y de la que han tenido en mi vida.

Han pasado tantos años y sin embargo aún conservo el recuerdo de mi escuela de Rojas y de aquel colegio de mi adolescencia donde, igual que ustedes, fui conducido a los umbrales del pensamiento y de la imaginación. Con una mezcla de rigor y de ternura nuestras maestras y nuestros profesores nos enseñaron a buscar la verdad, a la vez que se iba formando nuestro espíritu con valores esenciales. Junto a los saberes que integran la educación básica, ellos nos transmitieron algo de la heroica epopeya del hombre. A menudo nos sentíamos extraviados ante aquellos acontecimientos cuyos motivos últimos, sin duda, sobrepasaban lo que podíamos comprender. Por esos relatos, llenos de peligro y de pasión, lograban suscitar nuestro asombro, que es la piedra angular de la verdadera enseñanza. En aquel tiempo, se forjaron las ideas esenciales que me acompañaron a lo largo de la vida, y se echaron las raíces de todo lo que tuvo que ser.

Por eso he venido hoy, especialmente, para hacerles un pedido: les quiero pedir a los chicos y a los jóvenes, con la autoridad que me dan los años, que lean. Yo también he leído de chico, y fueron los libros quienes me ayudaron a comprender y a querer la grandeza de la vida. Quienes sembraron en mi alma lo que luego los años pudieron expandir. Leía cuanto llegaba a aquellas bibliotecas de barrio, donde primero a través de libros de aventuras, y luego, porque un libro lleva, inexorablememte, a otro libro, a través de los más grandes de todos los tiempos, esos que nos entregan los abismos del corazón humano, y la belleza y el sentido de la existencia.

Leer les agrandará, chicos, el deseo, y el horizonte de la vida.

Leer les dará una mirada más abierta sobre los hombres y sobre el mundo, y los ayudará a rechazar la realidad como un hecho irrevocable. Esa negación, esa sagrada rebeldía, es la grieta que abrimos sobre la opacidad del mundo. A través de ella puede filtrarse una novedad que aliente nuestro compromiso.

Privar a un niño de su derecho a la educación es amputarlo de esa primera comunidad donde los pueblos van madurando sus utopías.

Créanme, es necesario que nos dejemos todos empapar por la utópica búsqueda de una gran educación para nuestros chicos.

Lo he dicho en otras oportunidades y lo reafirmo: la búsqueda de una vida más humana debe comenzar por la educación. Como supo señalar Simone Weil, su tarea es "preparar para la vida real, formar al ser humano para que él mismo pueda entretejer, con este universo que es su herencia, y con sus hermanos cuya condición es idéntica a la suya, relaciones dignas de la grandeza humana".