viernes, 9 de marzo de 2018

bellas casualidades que nos enriquecen la vida

Una humilde recomendación de Christian.
sin perjuicio de la importancia que tienen la fuerza de voluntad, la constancia y la determinación, dejar una puerta abierta para que las casualidades y el azar también hagan su parte del trabajo...
Hace mucho tiempo cuando recién comenzaba con el uso intensivo de internet asumí que me brindaba la posibilidad de acceder a una fuente inabarcable de información. Podía encontrar fácilmente datos que de otro modo insumirían mucho mas tiempo y recursos. Un día cualquiera buscaba la letra completa de una famosa canción de Andres Calamaro y colateralmente me choqué con un poema que sentí como un gancho al hígado. Mucho tiempo después, y con el orgullo de haber leído muchos otros libros y poemas, me gusta incluso mas que antes porque lo entendí en carne propia.
Es el poema de Fernando Pessoa (escritor portugues; 1888 - 1935) que les copio a continuación, y el cual evidentemente también leyó Andres Calamaro (picarónnnnn Andres jaja). Precisamente la letra de la canción de Calamaro comienza con los mismos versos que el poema de Pessoa. Esos pequeños detalles hacen mas disfrutables todavía las buenas canciones.

Espero no aburrirlos con estos pensamientos, y que no sean demasiado "profundos" para facebook o para mis contactos de Facebook...


Ah, quién escribirá la historia
De lo que podría haber sido.
Será ésa, si alguien la escribe,
La verdadera historia de la humanidad.
Lo que hay es sólo el mundo verdadero,
No es nosotros, es sólo el mundo.
Lo que no hay somos nosotros, he ahí la verdad.
Soy quien fallé de ser.
Somos todos quienes nos supusimos.
Nuestra realidad es la que no conseguimos nunca.
¿Qué fue de aquella verdad nuestra:
El sueño en la ventana de la infancia?
¿Qué fue de aquella certidumbre nuestra:
El propósito – no ya en la ventana—a la mesa de después?
Medito, la cabeza curvada, las manos puestas
Contra el alféizar de la ventana,
Sentado de lado en una silla después de comer.
¿Qué es de mi realidad, que sólo tengo en vida?
¿Qué es de mí, que soy sólo quien existe?
¡Cuántos Césares fui!
En el alma, y con alguna verdad.
En la imaginación, y con alguna justicia.
En la inteligencia, y con alguna razón.
Dios mío, Dios mío, Dios mío.
¡Cuántos Césares fui!


PECADO ORIGINAL, poema de Fernando Pessoa






 

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